Tapitas del recuerdo
Las chapitas en el recuerdo
¿Te acordás de la emoción que te daba destapar una gaseosa y ver qué venía? ¿Tuviste la pasión de coleccionar a tus superhéroes en formato metálico?
Ni Sprite, ni 7 UP. La mejor gaseosa lima-limón de tu infancia, la más rica, se llamaba Teem. ¿Cómo se escribe?, te preguntan, ignorantes, tus hijos, tus sobrinos o incluso alguna jovencita de 20 que ya te trata de señor. Teem se ubica en el mismo olimpo de la memoria colectiva donde, coronadas de laureles, perviven las galletitas Melba originales o las obleas Champagne. Esa es su categoría. La de la excelencia. Lo que alguna logia maquiavélica y mil conspiraciones nos quitaron. Producida por Pepsi, Teem te pegó por una publicidad ochentosa que se dirigía al centro de tu cerebro primitivo. En una historia sencilla con aire de western, nuestro héroe llegaba a caballo a una taberna en el medio de la nada, bajo un sol tremendo. Agotado, pedía un paquete de papas fritas saladas, «pero secas, bien secas».
José Montero